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Una luz que brilla en la esperanza TOMO I CAPÍTULOS DEL 1 AL 3

El Lic. Luis Gastón Herrera García, NUESTRO PRESIDENTE DE FODINT, es un defensor autónomo de las discapacidades y como tal mentalizó y organizó en Ecuador la iniciativa privada DADE Ecuador junto con el Licenciado César Puente Amador, miembro fundador de la misma, para posteriormente como Presidente de DADE Ecuador crear un medio online vía Facebook, por ello es Presidente y Administrador del medio online DADETV La imagen que te ve. El Lic. Herrera García es también Miembro Correspondiente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo del Guayas (CCENG) y Presidente del Foro de Discapacidad Internacional - FODINT creado en octubre 9 de 2022. Es el Mentalizador, Organizador, Director General y Responsable de Productora José Francisco, y con todo esto se da el tiempo de mentalizar proyectos en beneficio de la comunidad de personas con discapacidad, estudiar Teatro y Canto, investigar sobre arte y cultura, y capacitarse constantemente en Comunicación Social, Publicidad y Marketing, Turismo, PNL, Coaching, Informática, Relaciones Públicas, y Comunicación Organizacional, siempre con la inclusión y accesibilidad en mente.


Su deseo es dejar un legado sólido digno de su trabajo como profesional en Ciencias de la Comunicación Social radicado en Guayaquil y persona con una discapacidad física del 38%, defensor autónomo de las discapacidades en Ecuador que trabaja sobre conmemoraciones mundiales decretadas por la ONU o sus filiales para las personas con discapacidad y en la realización de actividades lúdicas y conferencias a propósito de ellas. Por ello mantiene aún inédita, por razones varias, su autobiografía Una luz que brilla en la esperanza en dos tomos, y mediante este espacio online hace públicos los tres primeros capítulos de diez:


El Lic. Herrera García (derecha) recibiendo una condecoración en Guayaquil, Ecuador, de una iniciativa privada, por su trayectoria como defensor autónomo de las discapacidades en Ecuador. FOTO Archivo personal de Luis Gastón Herrera García


CAPÍTULO I NACIMIENTO Y GÉNESIS


Érase una vez una pareja, recién casada y tuvieron dos hijos, la primera es una mujercita, el segundo un varón, hasta ahí era una felicidad completa, todo brillaba y estaba muy bien. De repente, nació el tercero y no sabía el sexo, se decía que el tercero iba a ser como un gran Einstein, un investigador, y todo eso, y bueno, pasó el tiempo, los 9 meses Norma y Luis estaban contentos porque iban a ser otra vez padres, de repente da a luz Norma, el 2 de septiembre de 1972, que nace este bebé hermoso y de repente se dan cuenta que es varón, era una alegría, una felicidad, pero Norma decidió ligarse para no quedar embarazada después.


A pesar de los excelentes augurios del médico tratante que predecía la llegada de un Einstein, el nacimiento del hermoso bebé no resultó tan agradable. Debido a la falta de tecnologías como el ecosonograma no se percató que el varoncito nacería con el cordón umbilical dándole tres vueltas a su cuerpecito, por ello se le afectaron la vista, la tonicidad muscular y la motricidad consecuente, y el habla. Hasta los 2 años el niño no caminó ni habló, no podía succionar ni del seno ni del biberón por lo que fue alimentado con gotero y la leche materna extraída del seno de su madre, tuvo estrabismo y fue operado, los médicos y terapeutas hablaban de un pequeño retraso en sus manifestaciones mentales y emocionales. ¡Grave error! Todas estas calamidades aparentes que el bebé vivió en su nacimiento solo lo hicieron más fuerte y resiliente, lo llevaron a transformarse en el súper héroe que es hoy y que muchos activistas y defensores de las personas con discapacidad amigos reconocen en él; desde niño entendió que el mundo no es de los ganadores ni de los afortunados, sino de los que trabajan por superarse y que nunca se rinden. Hasta el día de hoy sus dos principales lemas de vida son “Querer es poder” y “para atrás ni para coger impulso”, el primero de su propia creación y mente, el segundo una de las tantas enseñanzas que ha guardado y cultivado desde su nacimiento.


Fue al ir a despedir a unos tíos que regresaban a su vida en Estados Unidos que el bebé en brazos de su madre mostraba la cabecita aguada no recta como la tienen la mayoría de los bebés, entonces la observadora tía sugirió a la feliz madre hacer un examen médico completo para el bebé ya que eso no era normal, no estaba bien. ¿Pero qué es normal? ¿Qué significa bien en realidad? Desde entonces no pararon los gastos en salud ni la llegada de las siete plagas en el mismo rubro, pasó el bebé por todos los médicos habidos y por haber incluso por los brujos, uno particular en Durán, con una fiebre alta que hasta la fecha se sabe a qué se debió fue llevado de Costa a Sierra y de Sierra a Costa para su recuperación, todavía un infante, más bien un lactante. A la final los gastos fueron inversiones porque aunque muchos profesionales de la salud pronosticaban que el bebé no iba a durar, que iba a morir como bebé, los pronósticos se equivocaron y ya lleva 52 años en esta Tierra de Dios, investigando, aprendiendo, creando, ayudando, dejando un legado que nadie podrá olvidar o borrar. Si su madre hubiera dado a luz mediante parto natural es probable que el bebé muriera, que se hubiese ahorcado con su propio cordón umbilical, pero gracias a Dios y la ciencia para nada fue así, más bien de ser una criatura que nació morada pudo transformarse en un ser humano integral, que tuvo que esforzarse más para desarrollarse intelectualmente, pero no por eso es menos persona o gente que nadie. Las 7 plagas tal como no lo fueron para los judíos por designio de Dios, tampoco fueron plagas para este bebé, solo obstáculos, pruebas, dificultades a superar para así crecer en alma, espíritu, mente, cuerpo y corazón.


Al saber muchos amigos y vecinos de los felices padres, Norma y Luis, sobre la situación del bebé, una amiga en particular recomendó a un amigo personal que era un reconocido médico en Estados Unidos, en la ciudad de Los Ángeles, al cual ella le pediría una cita porque estaba próximo a venir al país, para que al bebé examinara solo si Norma y Luis lo autorizaban. Los felices padres aprobaron y estuvieron de acuerdo que se agendara la cita con el médico de Los Ángeles para el bebé y así fue, el profesional de la salud lo revisó y recetó una serie de medicamentos diversos, pero en los tiempos de los abuelos, las pastillas, jarabes e inyecciones no eran la norma, más bien los preparados que hacían los químico farmacéuticos en las boticas o droguerías. Así, Luis y familia consiguieron una parte de la receta en preparados locales, otra en forma de medicamentos conseguidos y enviados por los tíos desde EE.UU., los más parecidos a los recetados no exactamente los mismos, y varios otros remedios recetados no fueron conseguidos.


Volviendo al tema de la operación por estrabismo, el responsable fue el reconocido médico oftalmólogo ecuatoriano Doctor Viteri Andino, él sugirió la cirugía, porque Norma, la feliz madre ni hablar de eso quería. Se negaba a aceptar que el bebé fuera sometido a procedimiento quirúrgico alguno, pero ganó la recomendación médica y el bebé fue operado. Esto fue ya a los cinco años y medio, cuando el bebé, ahora un niño grande estudiaba el jardín de niños y lo había concluido para pasar a Preparatoria, lo que hoy sería Primer Año de Educación Básica, pero su madre, docente y pedagoga de formación y oficio, prefería que el niño repitiera el Jardín de Infantes al menos una vez más, cuando él ya superaba la edad límite para pasar por ese nivel de estudios. Fue nuevamente el Doctor Viteri Andino quien sugirió que no, el niño debía seguir con su formación escolar, y posteriormente colegial, de acuerdo a las edades con las que la seguiría cualquier niño de su edad. Así fue y esa historia es madera para próximos capítulos.


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CAPÍTULO II LA VIDA DE LUISÍN EN JARDÍN DE INFANTES


Érase una vez un niño tan lindo que se llamaba Luisín Herrera García, asistía a un jardín de infantes llamado Doctor Francisco Icaza Bustamante Municipal No. 2, en ese entonces, y tenía algunos compañeritos que se preocupaban mucho por él y lo ayudaban a sacar al recreo a jugar y todos los niños eran felices con él, también había una ayudante que se llamaba Alejandrina Reinoso, ella cuidaba mucho de él y también cogía unos algodones y los ponía atrás de las orejas para que se sostengan en su lugar y que no fueran grandes como puerta de Volkswagen, eso lo hacía a escondidas de la mamá de él.


Luisín cogió mucho afecto, y cariño a esa persona, así Luisín creció rodeado de muchas personas que se preocupaban mucho por él, también había otra persona que se llama Martha Zambrano y que Luisín le decía Martha Papocha.


Después de tanto tiempo que estuvo en el jardín, la ayudante Alejandrina se casó y tuvo una hija, en su mente de niño, Luisín la molestaba constantemente sobre la propiedad de Alejandrina, porque como sospecharon las personas que le enseñaban y cuidaban de él en el jardín, este niño tan lindo tendría celos de la hija de la asistente. Luisín constantemente le decía que Alejandrina era suya porque él la vio primero, pero la niña le decía “no, es mía” y Luisín continuaba insistiendo en su propiedad sobre Alejandrina. Pasaron así los días y los celos, la niña es ahora una mujer mayor, señora casada y con sus propios hijos, Luisín ahora la recuerda como esa amiga-enemiga que por cosas de muchacho quizá pasó molestando de más durante su infancia.


Luisín recuerda con mucho cariño que cuando era niño se presentó bailando El Jarabe Tapatío y dijo lo siguiente: “órale manito”, y cada vez que escucha El Jarabe Tapatío se traslada a esa época cuando era niño. Y por ese motivo tiene inclinación a la música mexicana, boleros, tangos, salsa, merengue, entre otras melodías. Por ese motivo Luisín tiene una colección extensa de música mexicana y latinoamericana.


Luisín siempre ha sido una persona de buen apetito, probando de todo y comiendo de la forma más variada posible, por eso no era raro que cuando era un niño tan lindo se pasaba invitando a otras personas, amigos y conocidos, a comer a restaurantes y comedores, por ejemplo caldo de salchicha. Todos le aceptaban la invitación y le agradecían a él, pero al preguntarle quién pagaba, Luisín solo respondía “Aleja paga todo” y Alejandrina que tanto lo mimaba y quería terminaba pagando todo lo consumido por el invitador y los invitados. Originalmente Alejandrina fue ayudante de la mamá de Luisín que era docente en el mismo jardín, por su juventud la rechazaba y le tenía un recelo que con el tiempo se disipó, es decir Alejandrina pudo ganársela.


Esto ya se dijo, pero la mamá de Luisín que era docente y pedagoga de oficio quería mantenerlo en el jardín de infantes por dos años más aunque él ya había concluido esa etapa de estudios y debía pasar a la escuela porque también superaba la edad reglamentaria para haber cursado el Jardín de Infantes y pasar a Preparatoria. Su madre sentía que por su discapacidad Luisín no podía avanzar ni para adelante ni para atrás, pero fue la seria y férrea intervención del médico oftalmólogo Doctor Viteri Andino la que se convirtió en la voz de la razón. Luisín debía seguir sus estudios con regularidad y normalidad como cualquier otro niño de su edad, ni repitiendo ni saltando grados a menos que otros docentes en conjunto así lo decidieran al término de cada año escolar.


Nuevamente la resiliencia de Luisín se ponía a prueba y se desarrollaba, uno de sus primeros obstáculos sería demostrar sin duda alguna que su discapacidad no le impediría llevar una niñez e infancia normales, que sí se podía, y se pudo, salir adelante como estudiante regular de todos los grados que propone el sistema educativo ecuatoriano sin ir para atrás ni para impulso tomar.


Luisín terminó sus estudios de Jardín de Infantes con todos sus amigos y compañeritos hasta llegar a la famosa ceremonia de celebración por el paso de Jardín a Preparatoria y luego de Preparatoria a la escuela. Luisín tuvo una infancia inocente, no sabía nada de lo que era la discapacidad, ese shock, ese golpe vendría en la Secundaria. Sin saber qué era la discapacidad, Luisín llevó una infancia inocente, ingenua, donde su felicidad dependía de muchas cosas buenas y las cosas buenas venían de su felicidad, no había nubes negras en el firmamento, aunque fue protegido, sobreprotegido.


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CAPÍTULO III LA ESCUELA


Luisiño estuvo matriculado en la escuela privada Urdesa School porque ahí estudiaban sus hermanos y tenía una tía también, quien trabajaba como profesora en esa institución; entra Luisiño a la escuela, a Preparatoria, hace su vida normal y también tenía muy pocos amigos.


Después tuvo una presentación de ronda de los gatitos que sus fans fueron a verlo a Urdesa School, Luisiño se presentó en la ronda de gatitos disfrazado de gato y todo era normal, pasa Preparatoria, se matricula en Primer Grado y todo parecía ordinario hasta lo que sucede que la mamá de Luisiño recibe una llamada de la Directora de la Urdesa School y con voz sonante y amenazadora le dijo que por favor saque a su hijo de esa escuela o sino lo dejaba de año, entonces la mamá no sabía qué hacer, por eso conversó en la casa sobre el asunto del problema y la hermana de la mamá, o sea la tía de Luisiño, le hizo un comentario que lo matriculara en la escuela Liceo Bolivariano que la Directora era una amiga de ella y que fuera a hablar directamente con esa funcionaria, entonces al día siguiente Luisito fue a la casa de la abuela a quedarse no sabiendo lo que estaba pasando entonces la mamá al día siguiente fue, habló con la Directora que era la amiga. Con mucho temor la mamá fue a hablar con la amiga, a decirle el caso que pasaba, a pedirle de favor que si podía recibir a su hijo en la escuela que ella trabajaba, la amiga le dijo con mucho gusto, le pidió los datos, y Luisito quedó matriculado en la escuela Liceo Bolivariano. Quedó matriculado en esa escuela por muchos años, y Luisito al día siguiente asistió a clases a Primer Grado y todos lo recibieron con bombos y platillos, la mamá quedó contenta, Luisito también y comenzó una vida tranquila, Luisito y la mamá.


La Directora, quien ya falleció, se llamaba Lola Sánchez y le tomó mucho cariño a Luchito y todos los docentes sabían que él era Luchito mientras él cariñosamente se refería a la Directora como Mami Loli, aún Luchito recuerda a sus profesores del Liceo Bolivariano, Margarita Ramírez de Primer Grado, Martha Hernández de Segundo Grado, Sonia Boca de Cortez de Tercer Grado a quien Luchito apodó La Quinceañera porque un día fue a impartir clases con un vestido rosado, Profesor Jorge Rodríguez de Cuarto Grado, Marieta Ramírez de Quinto Grado, y Marieta Ramírez de nuevo en Sexto Grado. En el último año de escuela, Sexto Grado, estaba por suceder la visita del Papa Juan Pablo II a Ecuador y la Señora Aura, ya Luchito no recuerda si era Vicerrectora o Inspectora, le ofreció “Mira Luchito yo le tengo un premio para Usted por hacernos quedar bien en el concurso -una carta escrita para el Papa por su visita al Ecuador y para recibirlo en el Aeropuerto Simón Bolívar-“ y Luchito se sonreía y decía muchas gracias, muchas gracias, pero en realidad no quería, no quería. Hasta cuando fue la despedida de Sexto Grado le entregaron a Luchito un disco de Juan Pablo II firmado por todos sus compañeros de aula, y se emocionó y todavía guarda ese disco como si de un tesoro de inmenso valor monetario, financiero, económico se tratara.



En el mismo Liceo Bolivariano, Luchito ingresó a Primer Curso, ahora con una serie de profesoras nuevas, y permaneció en la misma institución hasta concluir y aprobar Segundo Curso, pero ya no quería estudiar, porque había entrado en la edad del burro, y no le interesaba nada, quería trabajar decía él. Había una profesora de la primaria que de Sexto Grado a Segundo Curso le enseñaba Mecanografía, Redacción Comercial, Contabilidad a Luchito, también le enseñó Inglés en Primero y Segundo Curso, y que cuando lo veía le cantaba una canción de un grupo musical local en cuyo coro repetía “Caso Perdido, caso perdido…”, a Luchito eso lo sacaba de sus cabales, le molestaba mucho y le hacía perder su paciencia. Por ello, Luchito que había estudiado hasta 1987 de continuo, dejó de estudiar por todo un año en 1988.


El Lic. Herrera García muestra orgulloso a la cámara su Membresía, el documento oficial que lo acredita como Miembro Correspondiente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Núcleo del Guayas (CCENG). FOTO Archivo personal de Luis Gastón Herrera García

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